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Quienes Somos

En los primeros años del siglo XX cuando terminaba la guerra de los mil días, cuyas consecuencias funestas fueron la orfandad, el abandono y la miseria, las obras de beneficencia se hacían urgentes para ayudar a solucionar en parte dichos problemas. A la sazón surgió el Hogar Sagrada Familia y desde entonces ha albergado y protegido a muchas mujeres, niñas y adolescentes víctimas de la descomposición social, la desintegración familiar, la inversión de valores y de todo aquello que margina al ser humano de la sociedad y le estanca o niega sus derechos y la plena satisfacción de sus necesidades.

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Dieron comienzo a esta obra dos grandes mujeres bogotanas: Madre Margarita Fonseca Silvestre y Madre Manuelita Montoya Lorenzana, quienes, en medio de enorme pobreza, indudablemente pensando en aquellas palabras del gran Goethe: “si algo puedes hacer, o sueñas poder hacerlo, empiézalo; la osadía tiene genio, poder, magia”. Similar al verso que a continuación trascribo fueron muchos los que haciendo a lución a la niña y adolescente abandonada compuso nuestra Fundadora.

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Que vague sin oficio y sin hogar una niña que esté desamparada, aunque pase la noche en la posada, si sigue por la calle abandonada, decidme, ¿con el tiempo, qué será?

 

Madre Margarita recogió las “pobres mujeres” que no tenían hogar, dormían en las inspecciones de policía, con ellas fundó su primera obra: “Dormitorio para Indigentes”, junto con ellas llegaban niñas evadidas de sus casas o arrojadas a la calle por quienes debían cuidarlas. Fue preciso ensanchar la obra con un internado para proteger y formar aquellas niñas y adolescentes.

 

La excesiva pobreza en medio de la cual se vivía, era el campo apropiado para que brillara allí la Providencia del Señor que nunca faltó, ni espiritual ni materialmente.

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Se preguntan nuestras fundadoras: “¿cómo sostener las dos obras?” la respuesta, la de la fe: con la caridad pública; pedirán limosna de “puerta en puerta”. Mientras una de las madres se quedaba en la casa con las niñas, la otra salía a pedir limosna. Para las autoridades, estas obras aparecen muy necesarias y decretan para ellas un “auxilio municipal”.

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Apoyan decididamente la obra de nuestra Madre Margarita, pocas pero efectivas personas: las señoras Amalia Reyes de Holguín y Nina Reyes de Valenzuela, hijas del general Rafael Reyes, Elvira del Corral de Restrepo Sáenz, Susana Urdaneta de Uribe, los doctores Ignacio Escallón y Marcelino Uribe Arango. Más tarde muchas familias bogotanas se vinculan a la obra.

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En el año 1921 en la Casa Protectora había ya 155 niñas huérfanas y muchas otras se habían devuelto a sus hogares.

En 1924 se formó una asociación compuesta por varios miembros de carácter puramente religioso con autonomía propia, cuyo objetivo era ayudar a Madre Margarita en la difícil tarea de educar a la niñez desamparada.

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Para el sostenimiento de la obra, se organizaron también talleres para la fabricación de ladrillo, zapatería, panadería y telares entre otros.

Nuestra Fundadora, Madre Margarita, después de una entrega alegre y generosa a la protección de la población femenina más vulnerable, es llamada por nuestro Padre Dios para otorgarle el premio merecido. Es así como el 6 de enero de 1945 es recogida por quien fuera el amor de su vida, dejando para su congregación bases firmes de una espiritualidad inspirada:

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En Cristo Sumo y Eterno Sacerdote, el Siervo de Yahvé

En María, la Humilde Servidora del Señor

En la Iglesia, a quien servimos en la persona de los sacerdotes y los pobres.

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Después de la muerte de la Fundadora, la obra continua extendiéndose a lo largo y ancho de Colombia, de igual manera en Ecuador, Perú e Italia, con nuevas fundaciones para apoyar y proteger a niñas y adolescentes más necesitadas.

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Carrera 1H # 12 - 69

Los Mártires - Neiva, Huila

Colombia

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